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CATAMARCA

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Caminata al bosque de Arrayanes

02/06/2015

La Agrupación de los Atletas Veteranos “Pedro Roberto Arias” participó el domingo 31 con un importante grupo de atletas de la caminata al “Bosque de Arrayanes”.

Con una organización exitosa de la Municipalidad de Huillapima a través del área de Turismo, Cultura y Deportes a cargo de  “Charito” Santillán y Marcelo Arroyo se posibilitó “dar a conocer las maravillas naturales con que cuenta la zona, y en especial este lugar paradisiaco enclavado en el corazón de una profunda quebrada, que cuando llegas te envuelve con esa magia y aroma  combinado de yuyos silvestres, suelo mojado, cubierto por miles de helechos que abrazan a cada uno de los arrayanes, prendidos de las rocas descalzas de la pared de las montañas” indicó Jesús Maza, guía de trekking y búsquedas y rescate en Alta Montaña, y titular de la “Pedro Arias”.

Precisamente, Maza se refirió a la caminata con el siguiente texto: “Como siempre, la caminata no nace ni termina ese día, para quien gusta del campo y la admiración de bellos paisajes, va reavivando en su mente todo lo que puede imaginar de una nueva salida, conocida o no, siempre uno sabe que con algo nuevo se encontrara, partiendo desde el clima, los nuevos amigos y alguna anécdota que nunca has escuchado. Así se comenzó a  formar el grupo, que no costó mucho armarlo, algunos que por primera vez iban a salir al campo, otros qué los mataba las ansias de una nueva salida y ese efecto contagioso de ser parte de la historia en una nueva aventura, muchas preguntas y muchas dudas, y el teléfono que suena fuera de horario de alguien que no se quiere perder detalles.

Llegaron los cantos del gallo el domingo a la madrugada y otro teléfono que suena apurado, ya estamos en la plaza 25 de Mayo, si hasta la hora se habían olvidado. Por fin a las  7 de la mañana, nos dirigimos en los vehículos rumbo a la plaza de Concepción, allí muchos aventureros, ya ansiosos nos esperaban, con el ‘profe’ Marcelo yendo apurado de un lado  para el otro, algunas caras conocidas y los saludos, otro viejo amigo conocido de la montaña por otro lado, lindo grupo que se ha formado.De esta forma con los trámites de rigor llenamos las planillas para tomar parte de esta travesía, la foto de partida y el acompañamiento de la Policía en todo momento.

Llegó la hora, con muchas sonrisas cargamos mochilas al hombro y encaramos rumbo a la montaña, el pueblo fue quedando atrás hasta perderse a la vista; se formaron tres grupos y encaramos por el faldeo de la loma siguiendo el canal que trae el agua para el pueblo, pasamos alambradas y tranqueras, muchos campos de nogales y alguna finca vieja de los abuelos de antaño, más arriba tomando senda y senda para evitar el cruce de los ríos por un hábil baquiano con un filoso cuchillo en la mano; en algún momento llegóun paso de río obligado, mucha agua, rápida y fría, y pa’ colmo de suerte nuestra, un árbol cruzado, que allí nomás lo tomamos como puente, pero se necesitaba ser hábil para pasarlo así que con una soga lo transformamos en puente colgante, y entre risas y tambaleos todos lo fueron pasando. Seguimos cuesta arriba hasta que llegamos a la  Virgencita, un lugar esperado, descansamos; un aperitivo liviano y continuamos por la senda, donde encontramos a varios terneros balando, crías de alguna vaca arisca que nos observa desde los matorrales.

Seguimos cuestiando, y ya un poquito más cansados, corrales y más corrales y las bromas o anécdotas por todos lados hasta que llegamos al primer puesto y allí se decide dejar a un grupo que por primera vez se unía a esta caminata y ya no podía seguir avanzando, casa de  puesteros buenos cómo aquellos años, alegres por esta visita, aunque sea por un rato. Más adelante, el sol apareció como de repente así que a sacarse las camperas y alivianarse por un rato, una parada en campo abierto para reamar los grupos y hablar un poquito de los cuidados de estos campos, de esta bella naturaleza. Continuamos quebrada arriba y llegamos a un segundo puesto, donde se queda otro grupo que sentía ya el trajín de la caminata, igual allí esa gente linda que custodia nuestras montañas, los cobija por unas horas en casa techos de paja sostenidos por horcones de palos labrados por el tiempo, ‘con-sabe uno’ cuantos años, gallinitas en el patio, horno de barro y escobas de pichanillas, olor a pan pasero que se hizo hace un rato, y como pa’ no olvidarlo una soga tendida con charquis ya listos pa’ guardarlos, unos cercos sembrados con maíz, angola y zapallos;  Y en la otra ladera de la loma las ovejas balan en un corral hecho de palos. Ya queda poco, seguimos caminado y el último descanso en un corral  medio del camino con unas viejas talas desnudas por el otoño que viene llegando. Descanso, cuento de algunas anécdotas, un viejo cuentero con algunos relatos mitad verdad mitad mentira, pero que sirven para distraerse por un rato, ‘la vieja orejuda’ que sale en el corral, que a  algunos a espantado, dio para reinos por un buen rato. Ya queda poco, solo son dos kilómetros y allí vamos, entramos a una profunda quebrada, cada vezmás fresca y esa vegetación que cambia de golpe, helechos nuevos y algunos con varios años, musgos en la piedras  y en cada tallo, verde intenso por ambos lados, aroma esperado, por fin llegamos a esta maravillosa quebrada que guarda estos árboles casi sagrados, muchas fotos para el recuerdo, el tronco  de las plantas, las rocas, los helechos prendidos por todos lados y hasta esos musgos pintados por los rayos del sol que se filtran por medio de las ramas, para ver que está pasando, y por último la foto de todo el grupo, abrir las mochilas para comer algo y para compartir lo que cada uno había llevado; luego de descansar un rato emprendimos el regreso, algunos se vinieron corriendo y los demás caminado con el mismo tiempo de ida compartiendo charlas de alguna aventura del pasado o un sueño no lejano, bajamos, recuperamos a los dos grupos que se habían quedado en los distintos puestos, y encaramos derechito para el bajo con la mochilas más livianas, pero llenas de esos encantos, de los momentos vividos en cada uno de esos pasos, los que perduraran en nuestras mentes por largos ratos, las risas de aquellos que cayeron de ancas, porque se resbalaron y decían: ‘ya compre terreno’, otros que por primera vez iban al baño en el monte, aquel otro que lo asusto el vuelo imprevisto de una perdiz, y si sigo contado, hay para rato.

Así esta jornada de vida,  llega a su fin y en la Iglesia de Concepción nos despide el Profe Arroyo y ‘Charito’ con la alegría de haber vivido esta jornada de amor a lo nuestro, la belleza de cada ladera y quebrada, de nuestra tradición en cada corral, y en cada uno de esos puestos, la Cultura que se conserva intacta,  y el Deporte que se une para ayudar a preservarlas y que por siempre se diga ¡QUE   HERMOSA ES MI CATAMARCA!.

De esta forma la Agrupación de los Atletas Veteranos se unió a esta propuesta de Calidad de Vida con el Proyecto Institucional  denominado Buscando Huellas y Senderos”.



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